La familia Rómulo me contactó en el mes de abril de 2004. Padre, madre e hija se hicieron presentes para solicitar mis servicios dado que la policía los había abandonado. Resulta que su hijo, Joaquín, había desaparecido.
La policía comenzó la investigación 48 horas después, como es costumbre, y se mantuvieron en la idea de que había escapado, seguramente con alguna muchacha, y que ya volvería. Los medios ni siquiera habían tocado el caso, por lo que no tenía indicios para comenzar más que lo explicado por la familia.
Los Rómulo vivían en las afueras del “conurbano”, cerca de la ruta. Era una familia rural, con una pequeña granja, y una pequeña casa aunque con dos pisos.
Al llegar al lugar, pude notar que los pájaros no se posaban sobre la reja. Se posaban a un lado, sobre los árboles o incluso sobre el mismo suelo, pero nunca sobre la reja y sus varios postes que rodeaban la propiedad. Fue en ese momento que me percaté que la reja estaba electrificada.
Lo primero que hice fue desempacar en la que era la habitación de Joaquín. Me quedaría allí mismo durante las 48 horas que la policía les había dado, y estaba seguro que descubriría el paradero del joven desaparecido. “¿Escapado?”, pensé al ver la ventana de la habitación en el segundo piso. Era una caída directa a la tierra. No había manera de salir por esa ventana ileso, y la única puerta de la propiedad estaba cerrada con llave y la alarma conectada. Todo un misterio, dado que Joaquín desapareció durante la noche. Fue luego de cenar que subió a su habitación, cerró la puerta y nadie más supo de él.
Durante ese mismo primer día, procedí a recorrer la propiedad. Más allá de algunas vacas y gallinas, el lugar estaba prácticamente desprovisto de vida. Pero ese bosque cercano me generaba muchas dudas. Al terminar de orientarme en la propiedad, granja y casa, me dirigí al bosque cercano llevando mi revólver recién cargado, una cámara fotográfica y una linterna. Eran las 14:17 cuando me adentré entre los árboles.
A continuación, los hechos tal y como fueron percibidos, dado que la extrañeza de los mismos podría prestarse a confusiones:
-El bosque tenía menos luz de lo esperado, y no se escuchaba ningún tipo de ser vivo, animal ni de ningún tipo.
-El crujir de las ramas al caminar estaba acompañado de un extraño eco, como si se tratara de una cueva.
-Al mirar hacia arriba, un búho marrón con una mancha blanca me observaba fijo. No importa donde estuviera, el búho siempre me observaba.
-Me moví un poco manteniendo la mirada en el búho. Desapareció frente a mis ojos. No fue tapado por una rama ni nada similar.
-Al observar hacia arriba, el mismo búho marrón con la mancha blanca estaba sobre mí, observando desde una rama.
-No se escuchó ningún sonido que infiriera que el búho voló de una rama a otra.
-Cada vez estaba más oscuro. Debí encender la linterna.
-Encontré unas pisadas cercanas. Un poco más pequeñas que las mías, por lo que intuí era de un joven. Quizás Joaquín.
-Las pisadas avanzaban unos pocos metros de un tronco de árbol a otro. No rodeaban los troncos. Iban de un tronco, directo a otro, sin nada antes ni después.
-Tomé algunas fotografías con flash por la falta de luz, y extrañado con toda la situación, salí del bosque. Eran las 22:31.
-Al regresar al cuarto, faltaba una bala en mi revólver, el cual ni siquiera saqué del bolsillo.
El recorrido del bosque no pudo haber llevado tanto tiempo. Tengo la certeza que no fueron más que unos 20 minutos que estuve ahí dentro. Más allá de eso… ¿qué hacía un búho en esa zona? Se supone viven cerca de la cordillera. ¿Y por qué faltaba una bala en la cámara de mi arma?
El día siguiente decidí volvería a esos dos árboles nuevamente, y utilizaría una alarma sonando cada diez minutos para mantener registro del tiempo. Recargué el revólver para tener seis balas nuevamente:
-Eran las 9:03 cuando entré al bosque y activé la cuenta de 10 minutos.
-Eran las 9:14 cuando sonó la alarma. La apagué.
-El búho estaba nuevamente observándome. ¿No son aves nocturnas?
-Las huellas entre los troncos estaban en sentido contrario. ¿Acaso confundí la dirección de las mismas con el día anterior?
-La alarma sonó nuevamente a las 10:23.
-Un sonido se hizo presente. Primer y único sonido que escucho en este lugar: como algo arañando madera. ¿Algo dentro de un tronco?
-La alarma nuevamente. Las 12:58.
-Siguiendo el sonido de rasgado, me acerqué al tronco donde las huellas terminaban. Acerqué mi oído al mismo.
-Escuché un grito desde adentro. Un grito humano. ¿Joaquín?
-La alarma sonó nuevamente. Las 15:11.
-Apunté mi revólver a la corteza del árbol y disparé tres veces en diagonal para. Comencé a levantar la corteza impactada por las balas con cuidado.
-La alarma nuevamente: 18:31.
-Logré arrancar un pedazo de corteza, no sin herirme con astillas. El tronco estaba hueco, pero no vacío.
-Dentro del tronco había un cuerpo. Descompuesto, maloliente, y casi huesos.
-La alarma: 21:48. El búho continuó observando.
La policía finalmente retomó el caso, aunque únicamente para cerrarlo. El cadáver correspondía al desaparecido Joaquín Rómulo. Desde la desaparición hasta su hallazgo pasaron menos de dos semanas, pero el estado del cuerpo no se condice con el tiempo pasado.
Los oficiales no se percataron de anomalías temporales ni de ningún búho, aunque no les dije que prestaran atención a esos hechos dado que ni yo tenía certeza de lo ocurrido. Cuando guardé mi revólver, empacando para irme de la granja, faltaban únicamente dos balas en la cámara. La familia Rómulo se fue de la granja, faltándoles un hijo.
Caso: Cerrado…