Caso #6 – Invasión

No es extraño tener fobia a los insectos. Millones de personas padecen de ese miedo en particular, pero el caso que llegó a mi esa lejana noche de enero de 2008 definitivamente es definido por la palabra “extraño”.

Gregorio Luna, de 63 años, vivía en un viejo PH en la ciudad de Buenos Aires. Su viviendo siempre estuvo un poco más sucia que la viviendo promedio de la propiedad, pero nunca fue algo alarmante. Su historia, comenzó dos meses antes de el caso llegara a mí, cuando el calor del verano comenzó a estar presente incluso en las noches. Una mañana  comenzó a quejarse con sus vecinos acerca de “los bichos” que tenía que matar cada día. Nada extraño. En verano es usual encontrar a los pequeños y patudos seres por todos lados, no obstante su caso era inusual. Estamos hablando de cantidades dignas de un nido. Ya sean hormigas, cucarachas, escorpiones, ciempiés y hasta gusanos, Gregorio debía matar entre 100 y 200 cada noche antes de poder dormir.

Sus vecinos le recomendaron ciertos métodos para ayudar: insecticidas, fumigadores, etc… Comenzó a colocar veneno por toda la casa, y hasta pasó una noche fuera, frente a la puerta de entrada de su hogar. Los números de los insectos no disminuían, y no sólo eso, sino que parecían ser más. Incluso comenzaron a aparecer juntos. Gregorio ya no conseguía dormir. ¿Más de mil insectos en el transcurso de una noche?

Gregorio comenzó a perder la paciencia y su sanidad, y finalmente, luego de casi un mes desde que todo comenzara, incendió su propio hogar. O eso es lo que se cree.

Los bomberos lograron evitar que la propiedad entera fuera consumida por las llamas, pero esa noche de verano, mientras la vivienda de Gregorio Luna ardía y el humo se elevaba hacia las estrellas, los vecinos juran que escucharon gritos provenir de la propiedad. Gritos como si de personas se tratara. En cuanto a Gregorio, pues nadie lo vio durante el incendio, y no fue hasta que se comenzó a investigar, que sus restos fueron hallados en el interior de la propiedad, debajo de la cama, y rodeado de una sustancia viscosa que nadie pudo identificar.

Caso: Cerrado…

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